Oleadas de expansión musical: Barroso estira las notas para crear espacio, espacio en estratos del exotismo sensual ellingtoniano o silveriano de la complejidad estilística, como con baquetas emulando a escobillas o a un arco oleaginoso. Una caravana selvática de bamboleos jazzísticos, reposados pero constantes, dirigida por un Gene Kupra ralentizado, hiphopiano, cool como la más taimada refrigeración industrial, pero a la vez siempre derritiéndose con saña meridional por algún lado. Un muy alto contraste de temperaturas para una sensación térmica muy reconfortante. Nueve de cada diez entrevistados  recomiendan ir a su encuentro allí donde esté para un óptimo reparto de regalos navideños.